Colores en la Luna: Pistas de su composición química
¿De qué color es la Luna?
A simple vista o a través de un telescopio, la Luna se nos aparece como un mundo en blanco y negro porque somos incapaces de observar las pequeñas diferencias de color de su superficie.
Un procesado de las imágenes para exacerbar las diferencias de color nos permite ver estas diferencias y aprender algo acerca de la distribución de los diferentes minerales en la superficie lunar.
Sin este procesado, si tuviéramos que definir el color de la Luna, la gran mayoría de los observadores diría que nuestro satélite es blanco, debido a la cantidad de luz que refleja del sol, con algunas zonas grises correspondientes a los mares lunares.
Esto es lo habitual cuando la Luna se encuentra bien alta sobre el horizonte durante la noche.
Otras veces, cuando la Luna se ve durante el día, con el cielo azul, los mares lunares adquieren una tonalidad azulada.
Pero la gama de colores no acaba aquí, nuestra eterna compañera también se nos presenta amarillenta cuando está cerca del horizonte o roja cuando se produce un eclipse total de Luna.
En general, cuando observamos los objetos astronómicos, a excepción de los colores de las estrellas más brillantes o los planetas, los vemos en una gama de grises. En el artículo Los colores en la observación visual se puede encontrar una explicación de esta característica fisiológica del ojo humano.
La foto que encabeza este artículo ha sido sometida a un proceso de saturación de color tras una calibración de color para poder visualizar las casi imperceptibles diferencias de tonalidad que presenta la Luna.
Atendiendo a los colores que aparecen en los mares (zonas más oscuras) de la Luna, podemos apreciar:
- zonas más azules: ricas en óxido de titanio, utilizado en la Tierra fundamentalmente como pigmento blanco con una alta durabilidad.
- zonas amarronadas: más ricas en óxidos de hierro y con menos presencia del óxido de titanio. Los óxidos de hierro son utilizados como pigmentos en la industria del vidrio y de la cerámica y su uso en manifestaciones artísticas comienza en el paleolítico superior, donde en la cueva de Lascaux quizás tengamos la representación de la constelación de Tauro más antigüa conocida.
Recientemente (abril de 2020) el Servicio Geológico de Estados Unidos ha publicado un nuevo mapa geológico de la Luna que pretende recopilar todo el conocimiento geológico de la misma, basado principalmente en los datos obtenidos durante el programa Apolo. Para facilitar la comparación de la fotografía y el mapa he utilizado WINJUPOS para crear una proyección equirectangular de la fotografía, aunque no totalmente exacta.
Parece que las zonas ricas en óxido de titanio se pueden corresponder con zonas interpretadas como compuestas por materiales piroclásticos.